TRAUMATISMOS DENTALES EN NIÑOS
Hoy vamos a hablar de las roturas de dientes por caída o traumatismo. Todos lo hemos sufrido o conocemos a alguien que tuvo alguna caída o pequeño accidente donde sufrió daño en uno de sus dientes: desde golpearnos una pala con el vaso de cristal, hasta un balonazo en el patio del colegio o caerse de bruces cuando el niño empieza a caminar… son escenarios de la vida cotidiana que suceden a menudo y para los que, mucha gente, no está preparada o desconoce qué debe hacer. Por supuesto no todos los golpes son iguales, no pretendemos que cunda el pánico cada vez que un niño se golpea la boca, pero sí debemos saber reconocer la situación para actuar correctamente y evitar problemas futuros.
TIPOS DE FRACTURA O ROTURA DE LOS DIENTES EN NIÑOS
Vamos a ver 3 tipos de escenarios, los más frecuentes, tanto en dientes de leche como en dientes de adulto, y saber qué hacer al respecto: cuando al diente se le rompe un trocito, cuando el diente se ha movido y cuando el diente se ha caído por completo.
1. AL DIENTE SE LE HA ROTO UN TROCITO
¿Qué pasa cuando se ha roto un trocito en un diente de leche?
Típico caso de niño menor de 6 añitos, se le ha roto un trocito de diente incisivo o pala, normalmente.
- Pues bien, si el trocito es muy pequeño no pasa nada, normalmente en consulta lo que haremos es “suavizar” el borde de la palita para que no le roce, ya que suelen romperse dejando una arista incómoda.
- Si el trocito es más grande, ojo puede que estemos cerca del nervio del diente. Es aconsejable NO tirar el trozo roto, si lo encontramos, hay que conservarlo bien en saliva del mismo niño o en un recipiente con leche y correr al dentista, posiblemente podamos volver a pegar ese trocito.
Vamos a ver qué pasa cuando se ha roto un trocito en un diente de adulto.
- Suele ser ya en pacientes a partir de 6-7 años, han cambiado sus palas deciduas por las de adulto, y son mucho más grandes. Suelen romperse practicando deporte, caídas o mordiendo algo demasiado duro.
- Qué hacer: Sí o sí intentar encontrar el trozo, conservarlo en leche o en saliva del niño, y acudir al dentista lo antes posible.
2. EL DIENTE SE HA MOVIDO
Esto suele ser más complicado de ver para los padres, porque a veces pasa desapercibido; el diente se puede haber movido “hacia el paladar, hacia el labio o incluso dentro del hueso”. El niño suele notar que el diente “está raro”. Vamos a ver qué puede pasar:
- Se ha movido el diente de leche: puede parecer inocuo, pero ojo, porque puede haber causado daño al diente de adulto que tiene debajo, o incluso haber sufrido daño en su nervio o pulpa dental. Hay que valorarlo en consulta.
- Se ha movido el diente de adulto: si es un diente de adulto el que se ha movido, tenemos que acudir al dentista lo antes posible porque podremos recolocarlo correctamente en la clínica con las técnicas pertinentes.
3. SE HA CAÍDO POR COMPLETO
Si se ha caído el diente de leche: cuando se cae un diente de leche ¡NO hay que recolocarlo! Por favor, no hay que intentar volver a ponerlo en el sitio.
Se cayó, ya está; posiblemente salga mucha sangre (esto es aparatoso porque los dientes de leche pueden sangrar bastante cuando se caen por traumatismo).
- Qué hacemos: intentar que el niño muerda fuerte un trozo de algodón o cleenex hasta que pueda ir al dentista.
- ¿Por qué ir al dentista? Porque muchas veces, el golpe para que se caiga un diente es muy grande, y pueden verse afectados tejidos de alrededor (frenillo labial lacerado, desgarro labial, etc) y debemos curarlo en consulta debidamente.
Si se ha caído el diente de adulto: esta es, para mí, la situación más complicada y que requiere más atención. El tiempo será clave: no deberían pasar más de 2 horas entre la caída y la visita en el dentista. ¡Aquí viene fenomenal tener el teléfono de tu dentista! Por eso nosotros os lo damos.
Cuando se cae un diente definitivo (suelen ser las palas) por traumatismo, hay que seguir un protocolo:
- Lo primero y más importante: localizar el diente, y limpiarlo así: sujetarlo SIEMPRE por la corona, es decir, no debemos tocar ni manosear ni frotar la raíz.
- Debemos sujetar el diente por la corona y, bajo el grifo de agua tibia con poca presión, debemos mojar la raíz con calma; esto es clave, porque en la raíz, existen restos celulares del “periodonto”, esto es, el “pegamento natural” que mantiene unido el diente al hueso.
- Si frotamos y restregamos la raíz para dejarlo “limpio”, nos lo estamos cargando. Hay que limpiar dejando que el agua caiga suavemente, y NO frotamos.
- Una vez eliminada la suciedad, lo conservamos como hemos dicho: en saliva o leche, y corremos al dentista. Es muy probable que el niño sangre abundantemente, intentamos que muerda una gasa o pañuelo con fuerza.
CONCLUSIONES
Hemos dado mucha información, por lo que es necesario hacer un resumen de los puntos más importantes para que a nadie se le olvide:
- Cuando se mueve un diente por un golpe, puede no parecer urgente, pero sí que es recomendable visitar al dentista, aunque no se haya roto literalmente.
- Si se ha caído por completo el diente de leche, no lo vuelvas a poner.
- Si por el contrario, se ha caído un diente de adulto (o tienes dudas si es deciduo o definitivo) consérvalo en leche o saliva y corre al dentista, la vida de ese diente de adulto está en juego, y tendrá consecuencias futuras si no lo tratamos a tiempo.
- Lo que decimos siempre, ante la duda, no hay duda: estamos para ayudar. Sea lo que sea, conserva el trozo o el diente en leche o saliva y acude urgentemente a tu consulta dental. En estos casos el tiempo vale oro, y es mejor que haya quedado en un susto de fácil solución, y no tener que lamentarnos después por haber ignorado el percance.